sábado, 15 de diciembre de 2018

El filo

"La única patria que tiene el hombre, es su infancia"
Axioma popular


Tenía unos 7 años cuando me hablaron de la guerra de Malvinas, como parte de los contenidos curriculares propios del primer grado, había que hacer un dibujo, y esta actividad, en mi casa, se dió, como rara vez pasaba, en familia. Recuerdo a mi hermano hablando del soldado Carrasco, a mi mamá eligiendo los lápices de colores para pintar el dibujo, a mi hermana calcando una imagen de una revista infantil, y yo estaba ahí en el medio, intentando entender por qué algunos iban a morir por la patria y otros teníamos que hacer un dibujo al respecto. Mi viejo había sido granadero en la colimba, y por como se reía mi viejo de la colimba, daba la sensación de que hasta la había pasado bien en algo que era obligatorio, pero a Carrasco lo habían matado en esa misma colimba dónde mi viejo había atesorado tantas anécdotas. Y otra vez me preguntaba, por qué algunos van a morir a algunos lugares, y a otros les toca contar anécdotas. Sin tener demasiado entendimiento sobre el bien y el mal, yo entendía perfectamente que la patria, para algunos era el suelo, para otros, el cielo, y para otros, una especie de purgatorio, una secuela irreversible de una enfermedad mortal, una conjunción de factores desafortunados que marcarían un destino alejado de los himnos y los libros.

El heroísmo era para mi, ya con tan poca edad, símbolo de mala suerte. 

La patria era obligación, sumisión, decisión política del momento, contexto histórico, desarraigo, soledad, los cuerpos de los pibes en tierras hostiles, hice la cuenta con los dedos, tenían 11 años más que yo, igual que mi hermano. Entendí que las líneas de los mapas que después usaría durante toda mi vida escolar, se pintaban gracias a esas guerras, ilusa yo que pensaba que se juntaban entre los presidentes a decidir hasta donde le tocaba a cada uno. 

Entonces la patria, para mi, era ajena.

Unos años después supe que los que habían jurado defenderla en algún momento, la habían hecho pedazos. Entonces, además de resultarme ajena, y de muy mala suerte, la patria también me aterrorizaba. Una frase que me dijo mi viejo me resuena hasta el día de hoy "No hay peor crimen para la patria que levantar las armas en contra de ella" pero a mi, el concepto de patria me daba vueltas como una idea recurrente, todavía el concepto de traición a la patria me resultaba extraño, porque todos te dicen que la patria es el suelo, lo que nadie te dice, es que la patria, también es el otro. 

Mi relación amor / odio con mi país viene de mi concepto joven y deconstruído sobre la patria. En cada marcha me vi codo a codo con la patria, gritando al lado mío, para que el silencio no traiga el olvido, y el olvido no traiga al silencio. Pero también veo a la patria en cada cura violador, en cada político corrupto, en cada mujer asesinada, y bajo la mirada, con verguenza, porque en esos momentos me cuesta mirar a la patria a los ojos. Mi país es como un adorno vintage en un modular viejo, de lejos todos lo miran y dicen que es hermoso, yo que lo conozco se que es tan difícil de limpiar, y tan frágil, que a veces no quiero ni acercarme a mirar muy de cerca, sin embargo cuando me acerco, lo miro fijo, y evoco situaciones felices, como recuerdos desenfocados en colores saturados y hay algo que me da consuelo, y no soporto que suene el himno y no estar de pie, como si tratara de proteger con ese gesto mínimo, ese poquito de honor que nos queda en cada escarapela que armó una seño y colocó en la solapa del guardapolvo de un niño o niña de primer grado.


Entonces, para mi la patria es un cuento, con mates, ferrocarril, milicos borrachos y pibas y pibes muertos, un cuento de patas frías y guisos rancios, esperando las órdenes del capitán al mando, un cuento dónde mi abuela refriega las sábanas a mano y espera cartas desde la capital, dónde a mi abuelo se le llenan los pulmones de carbón, y del fondo del patio suenan castañuelas, y mi vieja llora por sus amigos desaparecidos. Un cuento dónde a mi me toca vivir en paz porque otros dejaron la sangre en la tierra y en el pavimento. Sin embargo, la paz, no es sinónimo de nada.

 Atesoro a mi país en mi pecho, como un dije con fotos adentro, pero las fotos, no son fotos, son espejos. 

lunes, 16 de enero de 2017

Verano 99/00

Estoy sentada a los pies de la cama grande,
una manta entretejida, finita, de un color claro, me rodea
mientras miro televisión
dibujos animados,  animé seguramente,
en un canal de televisión que ya no existe.

La ventana está casi tapiada
entran pocos rayos de luz por la persiana
los suficientes como para verme las piernas y las rodillas descubiertas
iluminadas por la pantalla
son casi las doce del mediodía.

Mi viejo tiene cáncer
todos piensan que yo no lo se
porque tengo doce años
y no digo demasiado
pero antes hablaba más

ese fue un verano muy silencioso.

Ese verano aprendí a escuchar.

Por el pasillo se siente el olor a milanesas de mi abuela
que vino a quedarse un par de meses.
El ajo y perejil hacen desaparecer cualquier malestar
incluso el que ella siente
exorcizan el miedo al futuro
de arriba de la mesa.

Mis hermanos, cada uno en sus cosas, en el piso de arriba
pero ya escucho a mi hermana bajando la escalera
para ayudar a la abuela y absorber de ella ese ritual de ollas, ensaladas, horno, y condimentos
e imitar sus movimientos, apropiándose de esa coreografía histórica,
que al fin y al cabo es lo único que quedará de ella.


Mi abuela se enoja por que no hago más que reptar por la casa, entre pileta, videojuegos,
revistas y dibujitos

me dice "Tendrías que ayudar más, ser más como tu hermana"
mi abuela quiere olvidar que soy chica
lo entendí de grande, cuando sus otros nietos se quedaron sin madre
mi abuela temía no poder estar siempre
quería que crezcamos rápido
como ella

que siempre fue vieja.

Llegando al comedor yo la peleo, le cambio el canal, Mirta Legrand nos invita a ser parte de su mesa, mi hermano dice que es una vieja facha, yo entiendo lo que quieren decir esas palabras por el tono con el que sus ojos las pronuncian, mi hermana se enoja, la abuela sirve la comida, yo me río e invito a una amiga a pasar la tarde en el gran neuropsiquiátrico que es mi casa, dónde cada porta retratos tiene una forma distinta, adecuada a la foto que contiene, y yo los limpio con esmero, eso si me gusta, limpiarlos, mirarlos, ordenarlos sobre la mesita de vidrio a los pies de la escalera. Me paso la hora de la siesta mirando fotos viejas imaginando a todos esos familiares que evocan las fotografías y que no llegué a conocer,

hasta que llega mi amiga y nos vamos a la pileta.

Los perros en el patio se pelean
las naranjas se siguen cayendo del naranjo, y se pudren,
por que son tan amargas que nadie las quiere comer,
la Santa Rita envuelve el techo que da hacía la parrilla
crecen unas rosas blancas y rojas, y los bichos las agujerean.

Mi viejo vuelve, el verano termina como si hubiera sido una larga película independiente europea.

Hay olor a jazmín en el mosquitero.

Ese fue el último verano eterno
Todos los demás veranos duraron un segundo.



miércoles, 28 de septiembre de 2016

Minimalidades

Flores plantadas en un cantero público

Un chico de siete años que levanta la mirada y dice "Yo no creo en Dios"

Un "Te amo" saliendo de la cochera

1/4 de helado a la medianoche

Un gato con brain freeze

El olor a primavera en las calles

Una foto adentro de un libro

Una frase trillada dentro de una galleta de la fortuna (Tres por $10)

Un caramelo olvidado en el bolsillo,
encontrado justo a tiempo


viernes, 26 de agosto de 2016

Sábado

De las veces que te habrás preguntado
que más hubo, que más pasó

yo puedo decirte
una y otra vez

que no hubo más nada
que no hay trampa
que no hay segundas intenciones

que vos le pusiste
grillete y bozal
a esa bestia que yo necesitaba
que me comiera viva.

Me siento desconocida
cada viernes a la noche
que parece romperse el hechizo
algo me recuerda vidas pasadas
pero no puedo hacer más que sentirlas ajenas
cada sábado a la mañana
sin despertadores
él pone una mano sobre mi
y vuelve a pronunciar
las palabras
esas palabras
me devuelven a la calma

cuando fue cierto
ahora, antes, nunca

¿Siempre?
Siempre.

Siempre fue cierto
y te agradezco
haber lanzado a la bestia sobre mi
pero vos le pusiste
grillete y bozal
y yo necesitaba
que esa bestia
se comiera
cada parte de mi
se tomara mi sangre
se revolcara en mi existencia
y me diera a penas un poco de agua cada tanto
para sentir la energía suficiente
para poder ver el sol
reflejado en su pelaje

no te culpo
por el mal entendido
algunos venimos a esta vida a morir
por suerte, no es tu caso




domingo, 24 de enero de 2016

Enjoy the silence

(...)
Te veo caminar y te construyo
te veo desplazándote de un lado al otro
dejando una estela de vos en el aire
y pienso
"Lo amo"

No lo digo
al menos no todas las veces que quisiera

Se que es paranormal
te respeto el silencio

Es precario decir que es la primera vez que lo siento
que es la primera vez que a mi y a todos mis escenarios nos pasa esto
por que no lo es

Ya vagamos en nuestras órbitas infinitamente.

Y pienso, después de todo, después de tanto
que un te amo no es nada
un modismo al aire
un significante

Pero nos dan gracia las formas del amor
los gestos, los rituales, las esperas

Lo único que te diría y repetiría hasta el hartazgo
es que sos el lujo de todo este viaje, de todos los días
una piedra preciosa incrustada en mi pecho.

La variedad del conflicto
la tosquedad de los besos
las miles de flechas detrás de los ojos
los kilómetros de excusas
rellenan el colchón en el que nos dormimos todas las noches

Dimos la vuelta al universo, llegamos cansados y con hambre a las costumbres de hoy
desarmamos lo común
(un paréntesis de privilegios mundanos)
hacemos de cuenta que entendemos lo que está pasando.

Los diarios dictan un sentido
nuestros cuerpos hablan de cualquier otra cosa


nos abrazamos para corroborar que existimos

somos lo que pudimos hacer para llegar hasta hoy.

Gracias por tanto camino.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Hoy

Hoy volví a ver
el sol alumbrando su cara

el sol de la primera hora
su cara blanca, iluminada

una línea de horizonte justo entre sus ojos
la tranquilidad de domingo, un miércoles

un camino hacía algún lugar
un camino que termina y empieza en sus pupilas

Mientras lo miraba
besé cada uno de nuestros años
abracé a todos y cada uno de nuestros conflictos
acaricié las lineas de sus tatuajes

y di gracias a la tormenta
que me arrastró casi muerta hacía su cama

y al aire de la resurrección a tiempo
y a las horas mal dormidas, y mal gastadas.

sábado, 25 de julio de 2015

Amar a un conejo

Me enamoré del conejo en otoño
que animal tan sorprendente

ágil, delicado, suave
¿Viste alguna vez un conejo de cerca? Su pelaje blanco esconde sus más verdaderas intensiones.

Porque a los dragones se nos nota de lejos lo que nos traemos entre manos
se nos huele,
dejamos el aire plagado de nuestros pretextos

pero con los conejos.. con los conejos hay que tener cuidado

que iba a saber yo, que lo iba a amar hasta el ahogo...

Se presentó, se apareció ante mi alterando mis sentidos
grácil, sutil, sonriente, como un chico jugando en una plaza
y yo, curioso, me acerqué, a respirar el aire que él respiraba
y como esos mitos que a uno le cuentan de chico
vi en sus pupilas, el resto de mi vida

Yo sería siempre, un dragón condenado a la grandeza
condenado a observar sus movimientos desde lejos
a dibujar con sombras sus besos

hasta el día que me decida a acabar con mi propia existencia
y me acerque a él más de lo debido.

Una tarde volé hacía su escondite
lo cubrí con mis alas
prendí un fuego sagrado alrededor de los dos
y me amó
y me hirió

y lo difícil no fue morir en sí
lo difícil es que nunca me mató del todo

siempre puede matarme un poco más.