martes, 16 de junio de 2015

5: 30 am

Otra vez los ojos se abrieron a la misma hora, en el mismo lugar

El calor nos ahogaba, nos estallaba

Entre sueños sentía que dormía entre llamas,
que descansaba en las cálidas brasas de un sueño profundo
custodiado, como siempre, por sus pupilas oscuras

En algún momento sentí que me agarró con fuerza, me trajo de nuevo
la temperatura dejó de aumentar
se estabilizó el ritmo cardíaco

Mi cuerpo abandonó el reparo
el estadío de intermitencia en el que estaba ardiendo hace tres siglos

ahora entraba la luz de la luna
la luna llena
a la que le aullamos en silencio

la luna nos estaba viendo, como hace tantos años, hacernos principio y final del mismo ritual

bañaba el perfil derecho del lobo al que duermo abrazada

dónde termina su piel empieza la mía
la luna lo sabe

no tenemos miedo

siempre nos guía.


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