domingo, 6 de noviembre de 2011

El día que aprendí a firmar

Yo captaba desde muy chica, la importancia de poner tu nombre al final de algunos papeles supuestamente importantes. Sabía que hacer eso, simbolizaba terminar de demostrar aceptación, conformidad y culminación, pero no entendía como se hacía.
La primera vez que me vi con la necesidad de firmar, fue cuando le mandé mi primer carta conciente a papá noel, a la edad de 5 años. Le dicté muy educadamente a mi hermana 11 años mayor que yo, lo que quería pedirle, y un poco estimulada por ella seguramente, terminé la carta con un MUY poco sincero ¨y sino traeme lo que vos quieras¨ y los palitos que conformaban las imprentas mayúsculas de mi nombre.. claro, sino como sabría quien le estaba escribiendo? de todos los comportamientos burocraticos, este siempre fue el que mas me cerró, me sonaba coherente y por demás útil.. y una vez que supe lo que significaba firmar algo, me sentí algo asi como integrada.
Luego llegaron libros, y otros regalos para mi padre y mi madre en cumpleaños y festividades varias, yo agarraba la bolsa del regalo, y me paseaba a escondidas buscando a todos los integrantes de la familia para que firmaran el paquete, o la contrapa, y le ponía la fecha, y mi firma siempre me parecía la más adecuada. Así, hoy en día, las crónicas del Angel gris reposan en mi biblioteca con mis bruscos y profesionales garabatos en su interior.

Ahora bien, la seriedad de los papeles que firmaba, crecía año a año, como yo, tuve que empezar a firmar los boletines de la escuela, y con grandes muestras de originalidad, rellenaba mis iniciales y utilizaba puntos y apostrofes en lugares donde nunca irían, porque todos sabemos que en algun momento de la vida, generalmente entrando a la adolescencia, las faltas de ortografía y redacción se ponen de moda y los jóvenes concursar a ver quien puede decir más cosas, con menos sentido, mutilando más el vocabulario.

En esta parte del relato hago quiebre importante.. en tercer grado cometí el error de creerme con un master en falsificación de firmas, supongo que siempre fui un poco sobervia, y el exceso de horas de Carmen San Diego en Windows 95 no ayudaban. Me sentí ofuscadisima al recibir el boletín y tener las mejores notas en todas las materias menos en gimnacia (la historia de mi vida) y agregue unas letras a los costados de dicha nota. Al día de hoy aun recuerdo con ternura lo convencida que estaba de que nadie notaría tal alteración, contemplé mi obra maestra durante horas antes de entregarlo, y en muy pocos minutos generé un revuelo de proporciones bíblicas en la institución, y me gané el apodo de ¨falsificadora de boletines¨ y el respeto de muchos de mis compañeros.
Pasado tal episodio, con un poco de ayuda que me dio mi reputación de gorda ñoña forever alone, entendiendo que tal vez había visto muchos capítulos de poliladron en muy poco tiempo.. me dejaron pasar como si nada el bache académico.

A los 10 años, mi madre me llevó a renovar el DNI que debería haber renovado a los 8.. me puso la ropa que tenía puesta en la foto carnet sacada dos años antes (que no me entraba obviamente) me ato el pelo, me dijo ¨más vale que pongas cara de nena¨ como si eso fuese algo que yo pudiera manejar, y me llevó a sacar el documento. Al momento de firmar, había algo que no me estaba dejando de molestar... yo, firmadora compulsiva, dulce niña con delirios de escribana pública, no estaba conforme con mi firma, notaba las grandes carencias frente a las firmas de los grandes, y entre en una etapa de latencia en mis habilidades con la escritura. Notaba la diferencia, ahora evidente, entre firmar las tarjetas de invitación de mi cumpleaños, y el papel del trámite del pasaporte, por ej.. así que me limité a escribir mi nombre legible y sin muestras de dotes artísticos.. sumado a eso, llegué a mi casa y mi hermano se me cagó de risa en la cara por que firmaba con estrellitas.
Hasta que a los 15 años tuve una epifanía. Observé detenidamente firmar a mi madre las notas del boletín del secundario, las faltas y los comunicados que me autorizaban a retirarme antes si faltaba un profesor, y me di cuenta, que mi madre tenía una firma muy legible y fácil, y que cualquiera podría falsificarla. Y volví a delinquir. Esta vez con fines mas maduros, salir antes del colegio para irme a jugar a la play con mi ex novio.
Más allá de todo cabe aclarar que el universo estaba de mi lado, no solo el amor era real, sino que también mi preceptor era tremendamente ciego, rozando el límite de la discapacidad.
Bien, con la misma dedicación observé firmar a mi padre, muchos años, más de los que él podría llegar a imaginar.. y él esbozaba un par de caracteres, simples, pero irremplazables, no había manera, ni necesidad, pero sobre todo, no había manera, de firmar como él. Dueño de un pulso del demonio, zurdo rehabilitado a la fuerza, su atropellada niñéz parecía haberle dejado características únicas a su manera de firmar...de éste híbrido de observaciones, es que comencé a practicar lo que hoy es mi firma. Creo que la posta de la cuestión, es que te vean a vos firmar, generar contacto visual con el que sostiene los papeles, y que quien necesite la firma, sepa que la tiene, sin embargo yo nunca pude ni creo que vaya a poder, hacer dos firmas iguales. Lo he intentado pero según la ocasión, soy víctima de estímulos exteriores e interiores muy poderosos, y puedo asegurar que todos los días soy una persona diferente, igual en sustancia, sustancia que es mucho más que mi nombre traspasado a un papel.
La otra gran verdad, cuanto menos se entienda tu nombre, más respetada será tu firma, si se entiende mucho, pasa a ser tu logo personal, perfectamente pirateable, y muy tendiente a ser tomado para la joda, como le pasó a Fangio, o a Maradona, este último tiene su firma hasta en un vino de bajísima categoría en el mercado, que yo no se lo daría de tomar ni a peor enemigo (si, yo lo probé, por cierto).

Si es como dicen, que la manera de escribir y sobre todo de firmar, que los trazos, las formas, las separaciones, hablan casi en su totalidad de quienes somos psicologicamente.. luego de todo este análisis... sabrán entender.

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