lunes, 9 de mayo de 2011

Norte

El viernes a la noche soñé

soñé que había puertas sin picaporte en mi casa
que me costaba mantenerlas cerradas hasta que en finalmente dejé que quedaran abiertas.

También soñé con la última persona que levantó su imperio en mi, hacía mucho no lo soñaba.
Luego de colgar la campera en la silla, acomodaba metodicamente su pelo y se acostaba al lado mío, pasaba noches enteras soñando que no amanecería, que no éramos nosotros, que las cosas de repente serían distintas. Se arrinconaba entre mis clavículas y de a poco fue construyendo un arma nuclear en mi pecho, sus pensamientos lograban traspasarme en la debilidad de la noche, se salían de su cabeza y me llegaban directo al corazón atravesando mi piel, mi sangre, mis arterias. Nada crece en territorios víctimas de ataques nucleares, ni en muchos kms a la redonda.

El sábado me tatue un brújula que apunta a ese lugar al cual siempre se vuelve después de la guerra fría.

verás, en ese lugar que intentaste convertir en campo santo, en ese lugar donde noche a noche planeaste miles de maneras de mandarnos a matar, ahí esta mi norte. Planté en él la bandera, como los niños plantan árboles en lugares más inhóspitos de la ciudad, ese lugar es ahora mi norte y será algún día, el norte de alguien.

No hay comentarios:

Publicar un comentario