martes, 22 de junio de 2010

Análisis de la perspectiva psicológica – mundialista (Fragmento)

Bahía Blanca, Martes 22 de Junio de 2010
14: 47 hs

Martes, que en realidad fue un lunes, después de que nos cagamos de frío todo el fin de semana me hierve la sangre por haberte mirado fijo. Pienso que si es cierto eso de que nosotros mismos vamos marcando nuestro propio destino, yo esta vez me quedo.
Volviendo a mi casa me sentí caminando contra una onda expansiva, yo se que la bomba atómica explotó hace rato pero hace mucho tiempo que sigo sintiendo la fuerza contra el pecho, la rabia exagerada del daño en la piel y en los huesos que de a poco se van desintegrando. La de hoy es una postal más de todas las que recolecto día tras día, desde que me vine a vivir acá, y si bien vuelan balas y flechas para todos lados todo el tiempo, hoy solo es aún más metáforico que lo normal, ya que las calles estaban desiertas porque simplemente todo el mundo corría a ver el partido de Argentina, yo estaba ilusionada, pensé que finalmente había empezado el Apocalipsis, después dije ¨que boluda que sos Luciana, el Apocalipsis empezó hace rato¨.

La gente fomenta un sentimiento exacerbado de nacionalismo, patriotismo y unión, que festejo y tal vez un poco comparto ( solo un poco, ya que toda demostración de fanatismo exagerada me da ante todo, miedo) y yo, anónima de ese sentimiento pero esperanzada por otras cosas, pensaba… en lo que me dijo una mujer. Yo venía pensando en que 22 años es mucho, ¿Para qué? Ni idea, pero no son 12, son 22… calculo que eso suma, es mucho para todo lo que pasó en esos 22 años, aunque tal vez para otros no sea realmente nada, es poco para ella, para esa mujer que miró mis ojos vidriosos al tener que responder una pregunta acerca de un dibujo. Me vi respondiendo como una pobre nena ¨es que a mi me dijeron que no servía para esto¨, y entonces me dijo ¨ya ves, 22 años para pretender ser grande, es poco, y para pretender ser otro, ya es tarde ¨. Admito haber quedado tiesa, hasta que me despertó un comentario acerca del partido que estaba por comenzar en escasos 45 min nomás. No digo que a veces no me gustaría aferrarme a momentos efimeros televisados para poder salir 90 min por lo menos de la tendencia exitencialista que si no me mata me dará un nobel algún día, pero bueno el futbol no es lo mio y por eso no amo mas ni menos a la tierra en la que vivo.

Tal vez me hubiera gustado que seamos así de Argentinos más seguido, por ahí hasta odio al futbol por generar ese sentimiento en la gente que deberíamos haber sentido cada momento donde se puso en juego nuestra identidad, momentos en que fuimos ultrajados como nación y como sociedad, en cada uno de esos momentos donde con total impunidad más de uno uso la bandera como señalador de un libro lleno y repleto de mentiras. Lo que me reconforta es saber que por lo menos, aún tenemos cosas en las cuales nos parecemos entre todos, que por lo menos del clima, del futbol y del precio de la carne, siempre se va a poder hablar con el taxista o con la vieja de al lado, lo que me preocupa es pensar que un día la vieja de al lado voy a ser yo, y espero que para ese entonces haya temas de conversación nuevos, porque sinó voy a ser la vieja más mala onda y menos comunicativa de la cuadra. Mis 22 años son poco para intentar dibujar como Solano López, pero son un montón como para empezar a decidir quien no quiero ser.

Tal vez yo sea conciente de que este mes de mundial es un limbo momentáneo, un descanso a la sien de millones de personas, y causa de ruptura de miles y miles de vínculos, tal vez yo sea una cobarde que no quiero sumergirme en placeres terrenales tan básicos como la catarsis colectiva que provoca llorar por un gol de Palermo, o tal vez yo sea un ser egoísta que no puede parar a admirar la felicidad ajena y hasta inocente de la gente reunida en un bar cualquiera, tomando un café cualquiera, hablando con cualquiera. Pero lo admiro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario